domingo, 17 de mayo de 2015

¿Por qué soy motero?

Todo comenzó con mi padre. Un buen día cuando yo acababa de cumplir 12 años, un amigo suyo apareció en una Suzuki RMX de 50cc en la hípica donde pasábamos casi todo el tiempo los fines de semana. Mi padre, al que le picaba la curiosidad, le empezó a preguntar a su amigo por la moto, por el camino por el que había venido y sobre sus sensaciones sobre las dos ruedas. 

Entonces, el amigo de mi padre, encantado con que le hiciesen este tipo de preguntas, comenzó a relatar todo como si de poesía se tratase y he de reconocer  que lo que dijo fue como música para nuestros oídos. Tanto fue así que mi padre decidió que se iba a comprar la misma moto que su amigo.

Afortunadamente, el amigo de mi padre no logró únicamente cautivar a mi padre, sino que su relato también me había conquistado a mí y no pude resistir la tentación de pedirle a mi padre que me comprase una de mi tamaño. Así fue como conseguí mi primera moto, una Malaguti de campo adaptada para niños y sin marchas. 

Desde el momento en el que me subí en aquello ya me empecé a sentir especial, algo había cambiado, había empezado mi andadura motera y jamás volvería a ser el mismo. 

A la edad de 15 años, con una altura suficiente para llevar la Suzuki RMX de 50cc de mi padre, le pedí por favor que me enseñara a llevar motos con marchas. Aunque ahora lo agradezco, he de reconocer que al principio fui muy torpe y mi padre no es que sea el más paciente del mundo, con lo cual se juntó el hambre con las ganas de comer y acabamos enfadados varios días.

Esto ya fue imparable. Me acabé sacando el carnet de ciclomotor y la sensación cada vez me gustaba más. Era mi forma de ser libre, subirme en la moto e ir a donde yo quisiera mientras los demás tenían que irse andando. Quizás por eso ahora no voy andando ni a la acera de enfrente, lo reconozco, para algunas cosas soy un puto vago.

Pasaron los años y me saqué el carnet de coche. A partir de esta época es donde se ve quiénes son los verdaderos moteros y quiénes no lo son. Para aquellos que no lo son, una vez que se sacan el carnet de coche se olvidan para siempre de las dos ruedas y las sustituyen por las cuatro. Es más que probable que estos mismos vuelvan cuando son más mayores para comprarse una scooter de 125cc porque así es más cómodo ir a trabajar. Sin embargo yo debo de ser sincero y vosotros no debéis engañaros, eso perdonadme que os diga, no es ser motero.

En mi caso, cuando cumplí los 3 años de carnet de coche me compré una Daelim Daystar de 125cc, echaba de menos mis viejas costumbres de ir en moto a todos lados, y aunque tenía coche, siempre trataba de utilizarla durante el fin de semana. Si bien es cierto que deseaba tener motos más potentes, no me había atrevido a sacarme el carnet de moto al no disponer ni de tiempo ni de dinero. Mi padre, al ver que esto iba en serio, empezó a volverse muy tajante con el tema motos, él me lo había enseñado todo, pero ahora se arrepiente y piensa que yo también me voy a arrepentir un día de estos, ya me entendéis. 

Sin embargo, no se le pueden poner diques al mar, el que es motero lo es para toda la vida. Por esta razón, en cuanto tuve algo de tiempo y dinero me precipité sobre la primera autoescuela que vi y me saqué el soñado A2 por fin. 

Ahora tengo una moto de 650cc y mis amigos me preguntan ¿por qué eres motero? Si te llueve, pasas frío, no puedes llevar nada, ¿por qué lo eres?

Para los que lo son, esta pregunta no tiene una respuesta lógica, coherente y racional. Es una forma de entender la vida, es la libertad, es sobrepasar las barreras físicas que creías imposibles, es sentir la carretera como nunca, es como volar, todos nos sentimos igual y sin embargo ninguno lo podemos razonar. 

¿Acaso necesitas más explicaciones?